Expectativas, ¿enemigas o aliadas?

En numerosas ocasiones en consulta los pacientes expresan o reflexionan sobre las expectativas que tienen sobre determinadas situaciones, sobre su vida futura o sobre determinadas personas y muchas de esas veces parece que llegan a la siguiente conclusión: lo mejor es no esperar nada de nadie ni de las cosas que están por venir, o lo que es lo mismo, lo mejor es vivir sin expectativas. ¿Pero es esto posible? Y lo mas importante, ¿realmente es positivo intentar vivir sin esperar nada?

Respondiendo a la primera pregunta, no, no es posible vivir sin ningún tipo de expectativa sobre nada o sobre nadie, todos esperamos cosas de los demás, del futuro, de las relaciones o incluso de las cosas que están a nuestro alcance o de nuestras rutinas; cuando quedamos con amigos esperamos al menos pasárnoslo bien y sentirnos a gusto, si vamos al medico esperamos que esa persona pueda ayudarnos con el problema de salud que tenemos, si nos compramos un móvil esperamos que nos permita llamar, escribir y que nos dure un tiempo determinado, si nos vamos de viaje esperamos disfrutar o desconectar y si tenemos una pareja esperamos como mínimo que nos quiera y nos apoye. Es decir vivimos esperando que ocurran ciertas cosas todo el rato, y este no es el problema.

Las expectativas forman parte de la vida, son esa pequeña hoja de ruta que nos guían en nuestro presente encaminándonos al futuro, vivir sin expectativas seria como vivir sin deseos, motivaciones, apetencias o ilusiones. Las expectativas nos informan de aquello que nos gustaría conseguir, de eso que nos gustaría que ocurriese, o de aquello que querríamos alcanzar.

¿Entonces cual es el problema de las expectativas, por qué a veces nos hacen tanto daño?

El problema con las expectativas surge cuando estas se vuelven rígidas, inalcanzables o inamovibles o especialmente cuando confundimos la expectativa con la forma de satisfacerla, es decir, yo puedo tener una expectativa determinada sobre mi relación de pareja que probablemente pueda alcanzarse o cubrirse de formas muy distintas, pero si me empeño en satisfacerla de una única forma rígida y no modificable es cuando probablemente eso que espero se volverá en mi contra y empezara a generarme sufrimiento.

Pongamos un ejemplo concreto: yo espero que mi pareja me demuestre su amor y cariño y puedo estar abierta y receptiva a satisfacer mi expectativa de múltiples formas puesto que el amor puede demostrarse con muchos gestos: mensajes escritos de cariño, regalos, cuidados diarios, cariños físicos, halagos, etc. la frustración podría aparecer si para mi la única forma de que mi pareja me demuestre sus sentimientos es cogiéndome de la mano por la calle y para mi pareja este no sea un habito cómodo o que le resulte dentro de sus conductas habituales, acabando por obviar otros detalles o gestos que seguramente ocurren en el día a día.

Otro de los problemas habituales son las expectativas poco realistas, aquellas expectativas que a veces nos ponemos y que son poco consideradas con nosotros mismos o con los demás o poco ajustadas con la realidad que vivimos, por ejemplo: me gustaría ser una directiva exitosa de una multinacional importante nada mas salir de la universidad. Si tenemos esta meta en la cabeza quizás sea poco probable que se cumpla, lo que podría llegar a desencadenar problemas de autoestima o intensas frustraciones. Ajustar la meta y empezar con pequeños objetivos cumplibles provocará que nuestras expectativas sean aliadas y no enemigas.

Y por ultimo, otra de las dificultades habituales surge cuando no somos capaces de afrontar la posible frustración o decepción que se produce cuando nuestra expectativa no ha podido cumplirse, por desgracia esto puede ser algo que ocurra con frecuencia en la vida de las personas, bien porque no es nuestro momento, bien por determinados sucesos o bien porque a veces las relaciones son mas complicadas de lo que nos gustaría. Sabemos que a veces puede ser doloroso tener que desechar aquellos que esperábamos pero si optamos por intentar eliminar toda expectativa de nuestra vida las consecuencias y el dolor a largo plazo podrán ser mayores.

Si tus expectativas no son aliadas y se han convertido en enemigas, quizás sea el momento de pedir ayuda para poder reconciliarte con ellas.

Author Crecimiento Psicologico

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