En las primeras sesiones con un psicólogo, ante la pregunta de “por qué no has venido antes” o “por qué te decides a venir ahora”, en numerosas ocasiones se escucha: “porque pensé que yo iba a poder solucionarlo solo”, “porque quería intentarlo por mi cuenta”, “porque creía que no iba a necesitar ayuda”…

Aunque en la sociedad actual cada vez son menos los prejuicios existentes en torno a la figura del psicólogo y la psicología, hay una idea que sobrevuela sobre muchos de los pacientes y que realmente deberíamos de empezar a desechar desde ya.

Pedir ayuda es de débiles

No es raro escuchar de boca de los propios pacientes que no les gusta pedir ayuda, que mejor intentar solucionar los problemas solos, que apoyarse o necesitar a los demás puede ser un signo de dependencia, de debilidad a ojos de los demás…

¿Por qué nos cuesta tanto apoyarnos en seres queridos y profesionales cuando se trata de hablar de emociones, pensamientos e inquietudes personales? ¿Acaso no acudimos al médico cuando nos duele algo? ¿No llevamos el coche al taller si empieza a fallar? ¿No llamamos a un amigo para que nos venga recoger al aeropuerto cuando venimos llenos de maletas?

Probablemente estés pensando, sí pero no es lo mismo… Y nosotros realmente podemos llegar a darte la razón; es cierto que hablar de emociones, de nuestros problemas e intimidades o de las cosas que nos duelen delante de un desconocido puede costar, darnos reparo y un punto de inquietud por no saber qué respuesta recibiré de la persona que tengo enfrente, todo esto es lógico y habitual; el problema viene en pensar que mostrar el dolor o la mochila que todos cargamos es una debilidad personal. Durante muchos años en nuestra sociedad hemos recibido mensajes como “no llores”, “no te rayes”, “no es para tanto”, “ya verás cómo se solución”, etc. y aunque estos mensaje seguramente vengan de algunas las personas que queremos con la mejor de las intenciones, no hacen nada más que limitar nuestra expresión emocional calando el mensaje de que no deberías estar hablando de eso.

Sin embargo, reconocer que no estoy bien, que necesito ayuda porque no puedo solucionar solo lo que me pasa y apoyarme en otra persona es un signo de inteligencia y de saber optimizar los recursos con los que contamos en nuestro día a día. No solo hablamos del psicólogo, que es la parte que a nosotros más nos interesa, sino estos beneficios personales de los que hablamos y que se notan cuando pedimos ayuda, se hacen extensibles a todas las facetas de nuestra vida. Cuando reconoces que no puedes y pides ayuda a los demás, ocurren principalmente dos cosas: la primera; que no es necesario que luches más por ahora, alguien podrá socorrerte y ayudarte, lo que muchas veces nos proporciona cierta paz sabiendo que podemos hacer un alto en el camino, y la segunda; que simplemente comienzas a recorrer el camino, es decir, la solución comienza a tomar forma, algo que cuando lo intentabas por ti mismo resultaba inalcanzable.

Si estás leyendo este texto y te has sentido identificado con algunas de las ideas expresadas, esperamos haberte trasmitido cierta tranquilidad sobre lo que significar aprender a apoyarnos en los demás, pedir ayuda y sobre lo que parece que a veces se espera de nosotros en esta sociedad que nos remarca los beneficios de ser autosuficientes, dejando a un lado lo que supone un buena red de recursos sociales en todos los ámbitos. Otras muchas personas han pasado por ese vértigo que supone abrirse a los demás, pero es un camino que una vez que se inicia es muy satisfactorio de recorrer.

Author Crecimiento Psicologico

More posts by Crecimiento Psicologico

Leave a Reply