La ficción no podría sostenerse sin la psicología en la construcción de sus personajes, historias, motivaciones, emociones y conductas de sus protagonistas y por supuesto en como recibe todo este pack el propio espectador. Jugar con las emociones detrás y delante de la pantalla es la pieza fundamental para que cualquier serie o película tenga éxito.
Sabemos que hay muchos blogs donde se habla de series relacionadas con la psicología, pero nuestra profesión y nuestra afición por el cine nos hace imposible no ver determinadas series y pensar que son grandes ejemplos para aprender o sacar pequeñas píldoras del mundo de la psicología:
– Black mirror. Una series formada toda ella por capítulos independientes entre sí que aborda la influencia de la tecnología sobre la sociedad y el ser humano. Se nos presenta un punto de vista bastante desolador, angustioso y pesimista, pero la reflexión sobre la conducta humana y la nueva tecnología está servida.
– Atípico. Aborda la vida de un chico de 18 años con un diagnóstico del espectro autista y como afecta a su familia y entorno. Atípico nos acerca a esta realidad intentando desmarcarse de algunos clichés a los que el cine, en referencia al autismo, nos tiene acostumbrados y aunque no siempre lo consigue, creemos que puede tratarse de una serie entretenida, divertida y tierna que plantea un punto algo mas realista sobre esta problemática.
– Sex education. Sexo y adolescencia, la serie nos conduce a través del personaje de Otis en el descubrimiento y el aprendizaje sexual de los adolescentes. Una visión directa, natural, sin tabúes pero con mucho respeto sobre lo que es iniciarse en el sexo y en el descubrimiento del mismo. Para jóvenes y no tan jóvenes.
– Bates Motel. Precuela contemporánea de Psicosis, explora el desarrollo psicológico del personaje Norman Bates, centrándose en la evolución del mismo y en su relación materno-filial. Intrigante, escalofriante y con unos personajes desarrollados con mucha profundidad psicológica, nos acerca al mundo del trauma, la dominación y la sumisión, la neurosis y el apego entre otros elementos.
– The leftovers. El primer capítulo nos sitúa 3 años después de que el 2% de la población mundial en un evento conocido como “La ascensión” desaparecieran de forma repentina sin dejar rastro. The Leftovers nos permite asomarnos a las diferentes formas en las que el ser humano enfrenta el trauma y la perdida. Personajes que nos acercan a emociones, conductas y pulsiones vinculadas al duelo, la incertidumbre y preguntas sin respuesta.
– Master of sex. La serie muestra la vida de William Masters y Virginia Jhonson, ginecólogo y socióloga que en la década de los 60 y 70 investigaron la sexualidad humana en entorno de laboratorio, haciendo grandes descubrimientos sobre la sexualidad femenina, las disfunciones sexuales y el placer.
– My mad fat diary. Basada en el libro My Fat, Mad Teenage Diary tiene como protagonista a una adolescente de 16 años con problemas de sobrepeso que acaba de salir de un hospital psiquiátrico, aborda de manera realista y honesta la imagen corporal, los problemas de autoestima, la necesidad de encajar y ser aceptados y la importancia de las apariencias en la sociedad actual.
– Fleabag. Comedia dramática protagonizada por una mujer que rompiendo la cuarta pared nos introduce en sus pensamientos, deseos y necesidades haciéndonos cómplices de todo lo que hay detrás de sus conductas, actos y apariencias. El uso del humor como mecanismo de defensa para narrar sus frustraciones, deseos sexuales, emociones y problemas relacionales nos permite introducirnos en la intimidad del personaje sin hacernos sentir incomodos o vulnerables, al menos de primeras
– Los demás días. Por ultimo no queríamos perder la oportunidad de recomendaros este documental, una pequeña joya que aborda la muerte y como nos enfrentamos a ella. Nos abre una puerta al trabajo del Doctor Pablo Iglesias, medico de una unidad de cuidados paliativos, a la relación con sus pacientes y a los profesionales que trabajan con él. Aborda la muerte con un exquisito respeto, naturalidad, realismo y afecto y lanza un claro mensaje: “No se trata de morir bien, sino de vivir bien hasta el final”.